Pan: El Bueno, El Malo y El Feo

En tiempos recientes, gracias a la popularidad de las dietas bajas en carbohidratos, el pan ha obtenido muy mala publicidad. Y esta es en parte bien merecida, aunque no por las razones que tantos autores de dietas de moda pregonan.

¿Debemos entonces eliminar el pan completamente de nuestra dieta? La respuesta es un poco complicada, porque NO TODOS LOS PANES SON IGUALES. Debemos aprender a distinguir el buen pan del que nos hace daño.

El bueno

¿La mejor opción? Panes integrales hechos en casa elaborados con ingredientes de alta calidad y sin la adición de substancias indeseables, como el Pan Escandinavo de Centeno (receta próximamente). Su alto contenido de fibra nos ayuda a saciarnos con más poco al mismo tiempo que proporciona un sinfín de beneficios a la salud. ¡Nada le gana al sabor y la bondad de un pan hecho con amor!

Otra buena opción serán también los panes artesanales (de una buena panadería), siempre integrales. La razón por la que todavía prefiero el pan hecho en casa es que nunca sabemos exactamente qué ingredientes lleva, ni la proporción de cereales integrales que contienen. Algunos panes que se venden como integrales sólo contienen una pequeña proporción de grano entero, porque al agregar harinas refinadas se logra un pan más suave y fácil de hornear. Procura preguntar en la panadería y elegir un pan que esté hecho al menos con un 50% de cereales enteros. Un buen indicativo de que el pan es natural es el tiempo que se tarda en endurecer cuando lo dejamos al aire. Un buen pan endurece de un día para otro.

El malo

La siguiente opción son panes integrales comerciales. Demasiado procesados y con ingredientes químicos adicionales para suavizarlos y mantenerlos frescos en los estantes de la tienda durante meses. Si eliges esta ruta, verifica que por lo menos la cantidad de fibra que contiene sea alta.

El feo

Y por último la opción más mala, el pan blanco del supermercado. Basta con leer la lista de ingredientes: un cóctel de conservadores, saborizantes, aglutinantes y demás sustancias dañinas, el pan blanco ha sido relacionado con cáncer del colon. Además, como toda la fibra y otros nutrientes ha sido removidos al refinar el harina, este pan carece de valor nutritivo alguno (son calorías vacías) y no satisface, por lo que nos incita a consumir una mayor cantidad. Más sobre esto próximamente.

¡Mucho ojo con la mercadotecnia! El empaque puede decir «orgánico», «multigrano”, «natural», etc. De todas maneras se trata de pan de supermercado: almidón acompañado de sustancias químicas.

La decisión está en tus manos.

 

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